martes, 22 de octubre de 2013

JULIO CESAR, ORÍGEN DEL IMPERIO ROMANO


Cayo Julio César. La solución monárquica. Pompeyo.

En el Libro LUCHAS SOCIALES EN LA ANTIGUA ROMA
Profesor LEÓN BLOCH
Editorial Claridad. Buenos Aires
Revista de Arte, Crítica y Letras
Tribuna del Pensamiento Izquierdista Fundada el 20 de febrero de 1922

Pompeyo, a pesar de sus éxitos militares, no era el hombre que al principio todo el mundo se había figurado; como Sila, no era más que un oficial y por eso carecía de la mayor parte de los requisitos para convertirse en dominador del Imperio mundial y en fundador de una monarquía. Tampoco tenía las dotes políticas indispensables para tamaña empresa. Pero una necesidad produce siempre, en el momento oportuno, al hombre que se precisa y así surgió también para Roma, sumida en desvarios y turbulencias, el salvador: Cayo Julio César.

La aristocracia estaba en bancarrota y hasta su elocuente abogado, Cicerón, dejaba entrever con bastante claridad que la idea de una monarquía —él pensaba en Pompeyo— no le sería antipática, siempre que aquél fuera un señor benigno respecto al Senado y sus partidarios. Al tiempo de la revolución de Catilina, César estaba aún en los comienzos de su cañeta, política. No obstante pertenecer a una familia muy noble, de vastas relaciones con el mundo aristocrático, reconoció con su aguda mirada que en esta parte no se podía recoger ni honores ni poder. Aquí, bajo la protección de un gobierno nepotístico, no le hubiera quedado más que vegetar; por esto, joven aún, pasó a la oposición, contribuyendo por su parte a la eliminación de los últimos restos de la reacción silana. Cuando Rulo y Catilina empezaron a desarrollar su programa social, se mantuvo por cierto callado, pero todo el mundo en Roma sabía que él tenía aspiraciones semejantes. César no desconocía ciertamente el germen sano y fecundo contenido
en la ley de Rulo, pero estaba también firmemente convencido de que bajo las formas políticas ya anticuadas todas las tentativas reformadoras debían resultar ineficaces. En aquel entonces debe haber ciertamente pensado, en la intimidad de su espíritu, que también él hubiera podido ser llamado a encabezar la revolución. Ni era rico como Craso, ni tenía tras de sí una espléndida carrera militar como Pompeyo. Si quería contar con un séquito, no tenía que precipitar los acontecimientos, sino primeramente competir con Pompeyo con magníficos gestos militares, destruir el nimbo de su irreemplazabili-dad y con un porte imponente, aunque le costara muchas deudas, hacer la misma cosa respecto a Craso, el segundo rival, personalmente menos destacado. Eran estos los conceptos más vivos que de la monarquía tenía la fantasía popular, y César logró imponer por ambos lados al pueblo romano el reconocimiento de su índole dominadora, quitando así al avaro Pompeyo y a Craso, menos valiente guerrero, su posición predominante.

Cuatro años después de la caída de Catilina, César llegó al consulado. Su más importante acto de gobierno fue el reparto de los últimos grandes terrenos que el Estado tenía en la feraz Campania. Este era un índice seguro de cómo aprobaba el contenido social del programa de Catilina. También los veteranos de Pompeyo fueron favorecidos bastante en el reparto, así que el ejército, a pesar de haber sido despedido, quedó disponible para un próximo futuro. César creía aún deber necesitar a Pompeyo para dar juntos el golpe contra el partido aristocrático - republicano. Con el consulado de César el partido aristocrático se acabó para Roma. Todos los otros problemas fueron relegados ahora a segundo plano frente a este solo: ¿quién sería la persona que saldría victoriosa del número de los aspirantes a la regencia? Los años siguientes son los de la agonía de la República. Esta se defendió desesperadamente, pero no volvió jamás a ser vital. Ni siquiera la potencia y el prestigio de Pompeyo pudieron mantener al "anden régime", como tampoco éste a aquél, cuando, arrepentido, buscó refugio en los brazos del Senado contra el rival que se volvía cada vez más poderoso. La lucha terminó con la victoria de César (batalla de Farsalia, 9 de agosto del año 48), con la implantación de la monarquía. La aristocracia intentó arrebatarle el premio del triunfo recurriendo al asesinato, pero tampoco por este camino era ya posible infundir nueva vida al cadáver de la república. No se logró más que hacer estallar de nuevo la lucha por la persona del dominador. Los nuevos aspirantes efectuaron juntos un espantoso proceso contra el partido de los asesinos, los enemigos de la monarquía, para luego conducir la lucha como un negocio personal. Trece años más tarde el hijo adoptivo de César, César Octaviano Augusto, pudo —después de haber vencido a su último rival, Marco Antonio, en la batalla de Actium (31 antes de Cristo)— asumir la regencia y fundar una dinastía, la que supo afirmarse por un siglo para luego ceder el lugar a otra.

Sería grave error concebir el traspaso de la república a la monarquía como ligado a cambios políticos y sociales claramente visibles. Social y políticamente, todo parecía haber quedado en el estado de antes. El pueblo siguió siendo soberano y tampoco al Senado fueron formalmente mermados sus plenos poderes. El emperador era un empleado extraordinario, pero inviolable gracias a su poder tribunicio y en condición dé hacer valer todas sus proposiciones por el mando militar supremo (imperium). Debían transcurrir siglos antes de que la monarquía fuera reconocida también en la forma y desapareciera la representación de la continuación de la república. Sin embargo, la monarquía existía ya de hecho y las consecuencias fueron muy beneficiosas.

La característica más esencial de esta nueva monarquía era la existencia de un poder supremo, irresponsable y vitalicio. Ante el titulan de este poder todos se volvieron poco a poco iguales. Tiene el derecho de vida y muerte; puede, como protector del más débil, poner fuera de combate hasta al adversario más potente; puede intervenir en todas las cuestiones administrativas, judiciales y militares. Todas estas facultades constituyen para un gobierno metódico y justo una garantía mucho más segura que la dominación camorrística de una exigua fracción política y las recíprocas obligaciones y manejos de los funcionarios y empresarios. La monarquía produjo una nivelación de la población, en la cual fueron desapareciendo con relativa celeridad tanto las diferencias de casta como las de nacionalidad. Si bien los senadores y los caballeros siguieron gozando de sus relevantes privilegios, el derecho imperial de otorgar y quitar esas dignidades frenaba de manera muy eficaz la acción de las camarillas.

De consecuencias mucho más trascendentales fue el relajamiento de las diferencias nacionales. Aun cuando las provincias no fueron sistemáticamente colonizadas, penetró, sin embargo, en las masas la idea de que cada fuerza laboriosa encontraría en las provincias un campo de aplicación provechosa. Lo que los grandes tribunos habían proyectado demasiado prematuramente y no habían podido realizar a pesar de sus esfuerzos espasmódi-cos, iba efectuándose, ahora que los tiempos estaban maduros, casi por sí mismo. Desde que el segundo emperador, Tiberio, quitó a la Asamblea popular los asuntos políticos para transferirlos al Senado, el derecho de voto había dejado de ser un artículo comercial, por lo cual la emigración se tornó casi obligatoria. 

Roma e Italia dejaron por fin de nutrirse con la expoliación de las provincias. Ahora cada cual tenía que trabajar, si quería vivir y poseer algo, y los gastos del gobierno debían ser soportados por el itálico igual que por el provinciano con sus impuestos. Esta obligación al trabajo fue la panacea que trajo el saneamiento de Italia. Y si Roma siguió siendo, ciertamente, una ciudad de chusma, mendigos y haraganes, un punto de concentración de existencias ociosas, comparte este destino con cada metrópoli. Por otra parte, el nuevo poder central, con su corte fastuosa, visible para todo el pueblo, fomentaba necesidades nuevas y más altas, cuya satisfacción requería un trabajo continuo y bien remunerado. Las provincias, en fin, libradas de sus espíritus torturadores —los famosos procónsules o propretores— se convirtieron en países de cultura lozana, llenos de actividad y vivacidad intelectual.
La vieja y limitada burguesía del "Urbe" fue reemplazada por la burguesía imperial o, mejor dicho, mundial. La potente voluntad en Roma mantenía la unidad del conjunto, pero dentro de este gran conjunto los miembros y las partes tenían suficiente libertad en sus constituciones municipales, de manera que se evitaban los perjuicios de un gobierno rutinario desde arriba. Y aun cuando la cultura de la era imperial romana no produjo las flores magníficas y seductoras que se abrieron en algunos lugares por el concurso y a costa de medios y factores de afuera, la suma de cultura en esta época, tan a menudo denigrada, está mucho más arriba de la de los tiempos de Pericles, del Renacimiento italiano, etc. Y el que no quiere reconocer nada de lo que produjo aquella época, tendrá por lo menos que admitir que en ella la idea de la fraternidad humana encontró por primera vez su expresión en el derecho civil que fue abarcando a todo el mundo, y en la religión romana, el cristianismo, igualmente universal

martes, 8 de octubre de 2013

EL IMPERIO NAPOLEÓNICO

EL IMPERIO NAPOLEÓNICO: 1804-1815

El estallido de una nueva guerra europea fue aprovechado por Napoleón para convertir a Francia en un imperio poniendo como excusa la necesidad de tener un líder único. Se redactó una nueva constitución y Napoleón se autocoronó emperador en la catedral de Notre Dame en presencia del Papa Pío III.
Fue un imperio centralizado en el que el gobierno tenía el control del Senado. Napoleón buscó pacificar a la población francesa y concedió una amplia amnistía que permitió el regreso de miles de emigrados políticos. El imperio napoleónico extendió por Europa la influencia revolucionaria, difundiendo instituciones y organismos revolucionarios por el resto de los pueblos europeos. En los territorios conquistados introdujo la supresión del feudalismo, el código civil, la administración, el sistema financiero, la universidad. El imperio fue el propagador de las ideas revolucionarias en Europa.
Sin embargo, en Francia se produce un proceso reaccionario. Crea una nobleza y una corte imperial. Los miembros de la antigua nobleza recibieron nuevos títulos y se incorporaron al aparato de poder imperial. En el plano intelectual, cerró periódicos, estableció la censura, restringió las libertades públicas y persiguió a los intelectuales y escritores opositores al régimen
En el plano económico fomentó el desarrollo de las actividades económicas agrícolas e industriales mediante incentivos económicos y un sistema de comercio proteccionista, se reforma la educación ampliando este derecho. Todos los ciudadanos son considerados iguales frente a la ley y tienen la obligación de pagar impuestos.

EXPANSION EUROPEA:
Su objetivo era establecer una alianza con Rusia para evitar tener que luchar con 2 frentes, y aliarse con Austria para conseguir la legitimación histórica de su régimen. En 1805 aprovechando la alianza con España se enfrentó contra Inglaterra en la batalla naval de Trafalgar con el objetivo de asfixiar la economía de las islas, el resultado fue adverso y provocó la destrucción de las flotas francesas y españolas.
Si bien los mares serán de dominio británico, comenzó  un período de grandes victorias terrestres que extendieron el territorio y la influencia del imperio napoleónico sobre la mayor parte de Europa. En 1805 consigue vencer a Austria, en 1806 consigue ocupar casi todo el territorio prusiano hasta el Vístula, en 1807 firma el tratado de Tilsit con Alejandro I zar de Rusia. 
Con el objetivo de aniquilar el poder económico y militar británico, prohíbe el ingreso de mercaderías británicas a los puertos continentales. Portugal ignora la prohibición y Napoleón decide invadir su territorio ingresando con sus tropas por España.

LA CAIDA DE NAPOLEÓN:
En 1808 comienzan los problemas para Napoleón. Al ingresar con sus tropas a España con el objetivo de invadir Portugal, Madrid se levanta contra los franceses. Otros lugares de España se unen, el ejército español derrota a los franceses en Bailen. Inglaterra apoya a España y lucha contra Francia, Napoleón recupera el terreno perdido en España y obliga a abdicar al monarca español en favor de su hermano José Bonaparte.

En 1812 Napoleón decide invadir Rusia porque el zar no cumple lo pactado en Tilsit, en junio inicia la campaña, y en septiembre se produce la única batalla en Boronndino. Los rusos practicaban la táctica de tierra quemada, retirarse sin presentar batalla pero quemando cosechas y envenenando pozos. Napoleón entra en Moscú que esta incendiada pero no consigue la rendición.

En invierno Napoleón abandona Rusia, porque no soporta las duras condiciones del invierno ruso y tiene pocos víveres. Pierde más del 50% de los soldados, las potencias europeas se unen contra Napoleón en la batalla de las naciones en Leipzig 1813. Derrotado, en 1814, es desterrado de Francia y se le concede el reino de la isla de Elba pero en 1815 vuelve a Francia tratando de restaurar el imperio (imperio de los 100 días), es derrotado nuevamente en Waterloo y desterrado a la isla de Santa Elena donde murió en 1820. La monarquía de los Borbones fue restaurada con la coronación de Luis XVIII.
Actividades:

a)      Justificá la siguientes afirmaciones:

El Imperio Napoleónico conservó los principios de la revolución francesa.
El período revolucionario en el Río de la Plata coincide con la invasión de España.


b)      Organizá en una línea de tiempo los principales sucesos de este período.

lunes, 29 de abril de 2013

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Ver anterior: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

REVOLUCIÓN FRANCESA: CONSECUENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS

Avanzada la segunda mitad del S. XVIII, la imagen que ofrecía Europa tenía marcadas diferencias, entre el Oeste desarrollado y el Este sin desarrollar; entre el auge del comercio, la industria y la demografía y el relativo estancamiento de la agricultura;  entre la amplia difusión de noticias e ideas de la ilustración entre la burguesía y el atraso de las relaciones sociales y de las instituciones políticas.

En Francia la situación económica era alarmante ya que las actividades productivas de la burguesía se encontraban entorpecidas por la supervivencia de instituciones feudales. La propiedad de la tierra seguía en manos de la nobleza y el clero, quienes continuaban utilizando antiguas técnicas en la producción agrícola; por otra parte, la mayoría de los campesinos continuaban en condición de servidumbre por lo que no tenían posibilidades para incorporarse al mercado interno.

Hacia finales de la década de los años setenta del siglo XVIII se produjo una intensa crisis agrícola; Algunas malas cosechas hicieron que reapareciera el hambre en el campesinado, y aumentaran los precios de los cereales en las ciudades, con la consecuente disminución de ingresos entre los nobles y la menor recaudación de impuestos en el estado.

 Lo más intolerable para la población francesa eran los impuestos, tributos que gravaban el 50 o 57% de la renta y de los cuales estaban exentos la nobleza y el clero. Los trastornos financieros de la monarquía iban en aumento. La Corona frecuentemente solicitaba empréstitos (préstamos) que se aplicaban en los gastos más urgentes del Estado y para el sostenimiento del lujo de la corte. Agravando esta situación, la Guerra de los Siete Años (1756-1763), contra Inglaterra, sumergió a Francia en una profunda crisis económica, además de la pérdida de sus dominios en América del Norte y la India.

 La sociedad estaba dividía en tres clases o estados: el clero, la nobleza y el estado llano. Sólo las dos primeras eran privilegiadas. La nobleza privilegios como la exención del impuestos a la tierra y el derecho de percibir de los campesinos ciertos tributos; aparte ocupaban cargos en la corte, en el ejército y en las embajadas. La alta nobleza vivía con gran lujo en París y la nobleza provincial residía en ciudades menores.

El estado llano comprendía a la gran mayoría de la población y se dividía en tres grupos: burgueses, artesanos y campesinos. La burguesía estaba integrada por todos los que no practicaban un trabajo manual: profesores, médicos, abogados, empleados de la administración, comerciantes e industriales. Estos dos últimos pese a sus fortunas continuaban controlados por los otros dos estados.

La monarquía en 1788 convocó a formar una asamblea de Estados Generales para buscar una solución a la crisis económica. Para esto, se realizaron elecciones por separado, de representantes de la nobleza, el clero y el Estado llano (burgueses más ricos). Los representantes de estos Estados Generales se reunieron en París, en mayo de 1789. A la hora de votar como cada estamento tenía igualdad de miembros, siempre perdía el estado llano frente a los nobles y el clero. Pero en esta ocasión el estado llano exigió duplicar el número de asambleístas. El clero y los nobles, con el apoyo real, se negaron a reunirse en conjunto con el Estado llano.

Entonces, el Tercer Estado,  se autoconvocó en Asamblea, e invitó a sumarse a los otros dos Estados. Su objetivo era redactar una constitución que debía obedecer la monarquía. Inmediatamente el Rey clausuró el lugar de sesiones. Ante la firme actitud del Tercer Estado, algunos miembros del clero y la nobleza los apoyaron y se unieron en una nueva Asamblea Nacional donde se dictó "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano", basada en el principio de que toda soberanía reside esencialmente en la nación y establece como derechos naturales la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión y la igualdad.

El Rey Luis XVI (1774-1793) , reaccionó reuniendo una fuerza militar de 20.000 hombres para acabar con la Asamblea Nacional Constituyente. Por otra parte, la Asamblea se propuso formar una fuerza propia reclutando voluntarios del pueblo. El pueblo, el 14 de julio de 1789,  los ciudadanos de París se alzaron en armas y tomaron el símbolo de la monarquía absoluta, la Fortaleza de la Bastilla, donde estaban encerrados presos comunes y políticos.

Así dio comienzo la Revolución Francesa. El emblema revolucionario que lucían era el gorro frigio, insignia de la libertad. Al circular los rumores de estos hechos por todo el país, los campesinos se armaron, y  quemaron documentación de los castillos donde constaban los derechos feudales, y el estallido social se extendió a toda Francia.

La Asamblea Nacional comenzó a funcionar, abolió el feudalismo, la servidumbre y los derechos señoriales de todo tipo: censos, peajes, derechos de casamiento, uso de molinos, aunque se debían respetar las deudas contraídas. Redactó “La Constitución Civil del Clero” que  disponía que fueran electos por el pueblo, que sus sueldos se los pagara el Estado, que se sometieran a la autoridad de éste y que jurasen fidelidad a la nueva Constitución. En 1791, la Asamblea finalizó su labor al promulgarse la Constitución.

Entre 1792 y 1795 se forma la Convención Nacional que marca la llegada al poder de la burguesía democrática. Los integrantes estaban divididos en tres grupos: los girondinos, que representaban a la alta burguesía comercial e industrial que eran partidarios de la federalización y descentralización; los girondinos, representantes de la burguesía media y baja que buscaban instaurar una república democrática, y los moderados de orientación republicana pero no muy comprometidos con la revolución.

El gobierno se transformó en una monarquía constitucional con un rey con poderes limitados por cuerpos administrativos elegidos por los ciudadanos con derecho a voto, además se establecía la separación de los poderes. Esto trajo disturbios. Y quienes habían huido de Francia comenzaron a gestar la contrarrevolución. Esta amenaza hizo que se trataran de profundizar los cambios para asegurar el resultado de la Revolución.

En agosto de 1792, el rey Luis XVI trató de huir a Austria, para organizar la  contrarrevolución desde el exterior. El rey y toda su familia fueron hechos prisioneros y juzgados por traición a la Patria. Luis XVI fue condenado a morir en la guillotina en enero de 1793. En octubre de ese año, fue guillotinada la reina María Antonieta.

Los girondinos, que apoyaban la idea de la monarquía constitucional fueron desplazados por los girondinos en junio de 1793. Los problemas internos se intensificaron y el destino de Francia quedó en manos de Robespierre, líder de a los jacobinos, el grupo más radical de la revolución que impulsaba la creación de una república democrática.

En julio de 1794,  un golpe de estado protagonizado por los moderados acabó con el gobierno jacobino poniendo fin a la etapa denominada “Régimen de Terror”, en alusión al gran número de ejecuciones llevadas a cabo bajo el liderazgo de los más exaltados. Maximiliano Robespierre fue ajusticiado en la guillotina.

  Moderados y girondinos impusieron "el terror blanco" contra los jacobinos. Se instalaron en el poder en 1795 y dictaron una nueva constitución formando una República Conservadora que restringía la participación política a la burguesía adinerada. El gobierno queda en manos de un “Directorio”.

En 1799, Francia se encontraba convulsionada por la corrupción y el terror. Napoleón Bonaparte, militar de la Revolución, dio un golpe de estado contra el Directorio para poner orden en Francia e instaura un nuevo gobierno: “El Consulado”, que durará  hasta el comienzo del Imperio Napoleónico en 1804.

La Revolución Francesa fue el cambio político más importante que se produjo en Europa, a fines del siglo XVIII. Su importancia trascendió las fronteras de Francia y sirvió de ejemplo para otros países que se levantaron contra la opresión de la monarquía absoluta. Esta revolución significó el triunfo del pueblo común, oprimido y cansado de las injusticias, sobre los privilegios de la nobleza feudal, el Clero y el absolutismo.

La revolución dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante. Las Colonias españolas en América Latina fueron influidas por sus ideas liberales y guiaron a esos territorios hacia el camino de la independencia.


ACTIVIDADES:
  1) Identificá las causas que impulsan la Revolución Francesa.
  2) Organizá en una línea de tiempo las etapas de la Revolución.
  3) Enumerá los principios que daban fundamento a la Revolución
  4) Justificá la siguiente oración: “La burguesía se encontraba dividida entre jacobinos y girondinos.”
 5) Identificá las consecuencias que trajo la Revolución Francesa.




miércoles, 10 de abril de 2013

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Ver anterior:ILUSTRACIÓN Y LA BURGUESIA

LAS REVOLUCIONES BURGUESAS.

El fortalecimiento de la burguesía a mediados del siglo XVIII impulsó una profunda transformación en Europa que dio origen a la sociedad capitalista. Este siglo tiene una importancia histórica sin precedentes no sólo por el conjunto de cambios que se producen sino por el impacto mundial que generaron. Durante el siglo XVIII se produjeron dos revoluciones burguesas, una en Inglaterra y la otra en Francia. La revolución industrial, de carácter económico y la revolución Francesa, de carácter político.

Ambas revoluciones fueron tomadas como modelo en otros lugares del mundo. A partir de estas revoluciones la mentalidad burguesa y el capitalismo se fueron fortaleciendo como ideas dominantes en vastas regiones del planeta. 

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

A fines del siglo XVII comenzó a desarrollarse un proceso de producción de tipo industrial que transformó completamente la vida del ser humano y sus efectos se hacen sentir hoy en día. Los historiadores le han dado el nombre de “Revolución Industrial”. Fue una revolución, aunque no en el sentido que usamos comúnmente, no fue un cambio rápido y violento. Fue un proceso que se desarrolló a lo largo de casi un siglo, sin embargo, fue revolucionario tanto por la profundidad y magnitud de los cambios que produjo como por el alcance mundial de sus consecuencias.

La revolución industrial tuvo sus orígenes en Inglaterra donde a fines del siglo XVII se habían producido una serie de cambios que permitieron su desarrollo. Los más destacados fueron: cambios en las técnicas agrícolas y cercamiento de tierras, crecimiento de la población, los adelantos técnicos, nuevas formas de organización del trabajo y la expansión del mercado mundial.

Durante el siglo XVIII el espacio rural, en Inglaterra, se vio modificado profundamente. Por un lado se desarrollaron nuevas técnicas y tipos de cultivo, se introdujo una rotación de cultivos que incorporaba la producción de plantas forrajeras a la de cereales. La rotación de las especies cultivabas permitía conservar la fertilidad de los suelos y aumentar su productividad. También se incorporaron nuevas herramientas como el arado de hierro y el desarrollo de la máquina sembradora. El resultado fue un incremento sustancial de la producción agrícola.

Este proceso se vio acentuado por la aparición de los cercamientos de las tierras. Los grandes terratenientes comenzaron a cercar sus propiedades apropiándose de tierras comunales de las poblaciones rurales que eran de uso común para el pastoreo y la provisión de leña. Los pequeños propietarios se vieron asfixiados ya que no podían competir con la producción de los terratenientes y debieron vender sus tierras. Una enorme cantidad de población rural debió abandonar el campo y se concentró en los centros urbanos.

El aumento de la producción agrícola favoreció el aumento de la población urbana ya que permitía asegurar su alimentación. Las ciudades vieron aumentar su población con los contingentes de campesinos que se vieron obligados a abandonar sus lugares de origen y se dirigían a las ciudades en busca de trabajo.

Los adelantos técnicos fueron otro factor que favoreció el desarrollo industrial inglés. Las innovaciones técnicas fueron sencillas en un principio, comenzaron a utilizarse maquinas para suplantar tareas que antes se realizaban manualmente. La industria textil desarrolló los primeros telares mecánicos y maquinas para la producción de hilos. Estas máquinas permitían ahorrar tiempo y aumentar la producción. La industria metalúrgica comenzó a utilizar a gran escala el uso de altos hornos que aumentaron y mejoraron la producción de hierro. El aumento de este recurso permitió incrementar y abaratar la producción de máquinas y herramientas.

El uso de energía fue otro de los cambios tecnológicos. Las primeras maquinas utilizaban la energía del viento o del agua para funcionar. Este tipo de energía era muy deficiente ya que su provisión dependía de factores climáticos variables. En el caso de la industria textil las máquinas utilizaban la rueda hidráulica, por esta razón debían establecerse sobre las márgenes de los ríos y estaban alejadas de los centros urbanos. Hacia 1769 se perfeccionó la máquina de vapor lo que permitió asegurar la fuente de energía para las máquinas. Esta nueva fuente de energía permitió la instalación de industrias en los centros urbanos donde abundaba la mano de obra y a la vez el mercado de consumo. La industria textil y la metalúrgica adquirieron un gran impulso a partir de esta innovación.

A lo largo del siglo XVIII se modificó la organización del trabajo. Se fue desarticulando la forma artesanal de producción dando lugar a la aparición de la fábrica como nuevo espacio de producción. La fábrica era un conjunto de grandes construcciones donde se instalaban las máquinas y una gran cantidad de obreros se ocupaban de su funcionamiento de forma sincronizada y bajo la supervisión de una autoridad. La instalación de estas fábricas requería la inversión de grandes capitales que sólo los grupos más acomodados de la burguesía poseían. Las primeras fábricas fueron las textiles.

La expansión colonial europea entre los siglos XV y XVII abrió los mercados de América, Asia y África. En el siglo XVIII Inglaterra se convirtió en la primera potencia mundial y encontró en estas regiones mercados donde obtener materias primas baratas y colocar su producción industrial.
ACTIVIDADES:

a) Definí el concepto de Revolución Industrial.
b) Identificá los cambios que se producen en Inglaterra previos a la Revolución Industrial.
c) ¿ Cuáles son los cambios que caracterizan a la Revolución Industrial?
d) ¿ Qué consecuencias trajo la Revolución Industrial?

miércoles, 20 de marzo de 2013

LA ILUSTRACION

Ver anterior; Las Reformas borbónicas

ILUSTRACIÓN Y CONSOLIDACION DE LA BURGUESÍA.

A finales del siglo X aparecen en las ciudades o burgos grupos cuyas actividades no están relacionadas con el trabajo de la tierra. Sus actividades se orientan hacia la producción de artesanías y el comercio. Estos grupos irán conformando la “burguesía”, una clase social de hombres jurídicamente libres y económicamente independientes, dentro de la rígida estructura social del feudalismo.
El fortalecimiento de las monarquías fue apoyado por la burguesía quien se favoreció  con la expansión del comercio y aumentó su riqueza e importancia social. Su libertad jurídica le permitió organizarse y controlar el gobierno de las ciudades. Hacia el siglo XVIII, en un proceso de avances y retrocesos marcados muchas veces por enfrentamientos violentos, la burguesía logró que, nobleza y clero, los grupos sociales privilegiados, la reconozcan como un grupo diferente del campesinado, con el que todavía estaba confundida, dando lugar al nacimiento de la burguesía moderna capitalista.
Las raíces del capitalismo las podemos encontrar en la idea económica mercantilista, que establecía como sinónimo de riqueza la acumulación de metales preciosos. Esta idea, aplicada por las monarquías absolutas, impulsó el colonialismo y consolidó el monopolio comercial entre los siglos XVI y XVII. El mercantilismo, en un principio, favoreció a la burguesía y le permitió a aumentar su poder económico.
Durante el siglo XVIII se desarrolló en Europa un movimiento intelectual conocido como “Ilustración”. Este movimiento abarcó todas las áreas de la cultura: La filosofía, la religión, la política, la economía, la ciencia y el arte. La Ilustración proporcionó a la burguesía la base ideológica para impulsar cambios que les permitieron derrotar al absolutismo y acceder al poder político, social y económico.
El pensamiento ilustrado tiene como antecedentes al humanismo y el pensamiento racional, que ya en el siglo XVII cobra nuevo impulso bajo la figura del filósofo y matemático  francés René Descartes quien desarrolló un método para conducir la inteligencia hacia la búsqueda de la verdad en las ciencias. El desarrollo de las ciencias y la confianza en las posibilidades del pensamiento racional fueron las bases sobre las que se cobró forma la ilustración.
La ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden establecido. Surge en Francia y pronto se extiende por toda Europa. Filósofos como Voltaire, Montesquieu, Rousseau, entre otros, escribieron sobre diferentes temas, pero compartía características comunes propias de este movimiento que intentaba dejar atrás la mentalidad feudal.
Tenían el convencimiento de que la humanidad evolucionaba continuamente y que con la ayuda de las ciencias y la razón llevarían a un progreso sin fin de la raza humana. Otra de sus características fue el desarrollo del espíritu crítico ya que no aceptaban como verdadero ningún conocimiento que no pudiera ser razonado. Este espíritu los llevaba a rebelarse contra la Iglesia y los conocimientos tradicionales de la Edad Media.
También compartían ideas políticas antiabsolutistas ya que descreían del origen divino del poder. Montesquieu, autor de “El espíritu de las leyes”, propuso la separación de los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y judicial. Cada poder debía ejercer el control sobre los demás con el fin de evitar que se concentre como sucedía en el absolutismo. Rousseau, uno de los pensadores políticos más audaces de su época centraba sus críticas en la desigualdad, producto de la propiedad privada, que llevaba a los hombres, buenos por naturaleza, a enfrentarse entre sí y producía la infelicidad humana. Este autor consideraba que la fuente del poder político no debía tener otra legitimidad que la de la voluntad de la comunidad.
En el campo de la economía, el aumento de gastos necesarios para sostener a los Estados Modernos llevó a dejar de lado el pensamiento mercantilista y los nuevos pensadores de la Ilustración formularon un pensamiento científico para entender la economía.
En Francia se desarrollo la “fisiocracia”, según esta, la fuente de la riqueza se encontraba en la agricultura, única actividad a partir de la cual la naturaleza multiplicaba la riqueza (un grano de trigo cultivado era capaz de producir muchos otros).A partir de esta idea se afirmaba que como la naturaleza fue creada por Dios, esta actividad debía tener absoluta libertad. Esta teoría económica se oponía al control de la economía por parte del Estado ya que aseguraba que la naturaleza debía ser la encargada de regularla.
En Inglaterra se fue desarrollando otra idea llamada “liberalismo económico, y más tarde capitalismo”. Este pensamiento era contrario al mercantilismo y se oponía a los monopolios y al control de la Economía por parte del Estado. Hacía una defensa del libre comercio internacional. Si bien estaba influenciada por la fisiocracia el pensador Adam Smith se diferenciaba afirmando que la fuente de la riqueza era el trabajo humano.
Los conocimientos de la época fueron recopilados y organizados en un nuevo tipo de libro que contenía todos los saberes de la época, la “enciclopedia”, que permitió que estos conocimientos se difundieran con mayor rapidez.
La Ilustración fue un movimiento originado dentro de la burguesía que sobre la base de estas ideas impulsó una transformación total de la sociedad, la economía y la política europea del siglo XVIII. La organización de los Estados Modernos tuvo como consecuencia el fortalecimiento económico y social de la burguesía, grupo al que se incorporaron también prestigiosos hombres que ejercían “profesiones liberales” como médicos, abogados, escritores, juristas, pensadores, filósofos y funcionarios importantes del Estado.

Ver siguiente: REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
ACTIVIDADES:
1) Definí los conceptos: a) ILUSTRACIÓN- B) BURGUESÍA-.
2) Describí las principales características del pensamiento ilustrado.
3) Justificá con ejemplos la siguiente afirmación: “ El pensamiento ilustrado es contrario a la Iglesia y al absolutismo”.
4) Identifica que diferencias presenta la burguesía del siglo X y la del siglo XVIII.