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jueves, 4 de octubre de 2012

LA MONARQUÍA ABSOLUTA

Ver anterior: MONOPOLIO COMERCIAL COLONIAL.

EL ABSOLUTISMO MONÁRQUICO.   

Entre los siglos XV y XVIII, se fueron afianzando las Monarquías europeas que fundaron los Estados Modernos. Las monarquías de la Edad Moderna se caracterizaron  por poseer un territorio con fronteras políticas precisas, la centralización del poder político en manos del rey, el sometimiento de la Iglesia y la nobleza feudal, la creación de una organización política basada en instituciones que responden al monarca y la formación de un sentimiento nacional basado en la unidad del idioma y la religión. 

LUIS XIV DE FRANCIA
EL REY SOL
La formación de los Estado Moderno fue posible por el proceso de concentración del poder del Monarca. Su autoridad llegó a ser total sobre los bienes y vidas de sus súbditos, por eso se caracteriza a las monarquías europeas como “absolutas”. El absolutismo monárquico se consolidó con el Renacimiento y la Ilustración, que le proporcionan una base teórica sobre la que apoyaron su poder.

El primer escritor del Humanismo que reflexionó sobre la política y el Estado fue Nicolás Maquiavelo. En 1513, Maquiavelo, escribió  el ensayo político titulado “El Principe”, en él reflexiona sobre el Estado y recomienda a los príncipes que deben ser amados y temidos a la vez, aunque es preferible ser temido ya que un soberano temido es más difícil que sea destronado. A su vez, aclara que el soberano debe ser temido pero no odiado, ya que si lo odian es más posible que sea destronado… Los capítulos que forman “El Príncipe” expresan la opinión de Maquiavelo sobre cómo debe gobernarse un Estado y cuál es el papel que debe desempeñar el gobernante.

La política fue objeto de reflexión por parte de los intelectuales de la modernidad.  A continuación se presentan algunos fragmentos de los principales pensadores que justificaban el absolutismo monárquico:
EL PRNCIPE, MAQUIAVELO

La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la República (…). La soberanía no es limitada ni en poder, ni en responsabilidad, ni en tiempo (…). Es necesario que quienes son soberanos no estén de ningún modo sometidos al imperio de otro y pueden dar ley a los súbditos y anular o enmendar las leyes inútiles (…) 
Jean Bodin, Los seis libros de la República, 1576.

 “Dios establece a los reyes, como sus  ministros, y gobierna los pueblos por su intermedio. Ya hemos visto que  el poder viene de Dios (…) Si Hacéis el mal, temblad porque no en vano él tiene la espada y es ministro de Dios, vengador de malas acciones (…), De todo esto se deduce que la persona de los reyes es sagrada y que es sacrilegio atentar en su contra (…) son sagrados por su cargo, como representantes de la majestad divina (…)”
Jacques Bossuet, Políticas extraída de las propias palabras de la sagrada escritura, 1682

 “La  única vía para construir ese poder apto para la defensa contra la invasión extranjera y las ofensas ajenas, garantía de que su propia acción  y por los frutos de la tierra los hombres puedan alimentarse y satisfacerse, es dotar de todo poder y la fuerza a un hombre o asamblea de hombres (…) esto implica una unidad concreta de todo en una sola persona, instituida mediante un pacto de cada individuo con los demás, tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transmito a este hombre o asamblea de hombres  el derecho que me asiste de gobernarme a mí mismo, a condición de que vosotros transmitáis también a él igual derecho y autoricéis  si actos de igual forma (…) En esto radica la  esencia del Estado, que puede definirse como sigue: persona resultante de los actos  de una gran multitud que, por pactos mutuos, la instituyó con el fin  de que  esté en  condiciones de emplear la fuerza y los medios de todos, cuando y como lo repute oportuno, para asegurar la paz y la defensa comunes.  Esta persona se denomina soberano y su poder es soberano; cada uno de los que lo rodean es su súbdito”.
Thomas Hobbes, Leviatán, (1651). 

ACTIVIDAD:
a) Analizá los tres fragmentos que se presentan en el texto y confeccioná una lista con los fundamentos que justifican el absolutismo.

Ver siguiente: MONARQUÍAS ABSOLUTAS EUROPEAS